Legalidad en Internet

27-1-11

Uno de los temas más polémicos de este año está siendo la aprobación de la denominada 'Ley Sinde'

en dudoso honor a su precursora, la ministra de cultura. Una ley que trata de poner freno a la libertad sin límites ni fronteras de Internet, a su capacidad de difusión, cualidades que han hecho que Internet sea el mayor impulso de la difusión de la cultura libre, de forma gratuita y efectiva. Y es ésta gratuidad, al parecer, el origen del problema.

Las tecnologías por sí mismas no tienen capacidad de acción, no son buenas ni malas, no piensas. El uso que se les da depende de los usuarios, es decir, los ciudadanos de cada país. En los últimos años se ha producido un incremento enorme de descargas ilegales en la red, de material protegido por derechos de autor, lo que ha ocasionado la creación de la norma, enfocada principalmente a la censura de los sitios web que faciliten esta práctica.

Pero hay una posibilidad que no se ha tenido en cuenta en el ministerio. Al parecer a nadie se le ha ocurrido pensar que esta nueva forma de consumir cultura es el resultado de los nuevos hábitos de consumo que Internet está creando. Que no es el afán por tenerlo todo gratis, a costa de lo que sea, la motivación principal de los usuarios. Que la censura no es la respuesta.

En la sociedad actual cada vez se apuesta más por lo rápido, lo sencillo, primando a veces ante lo efectivo o lo correcto. Ésto parece ser que piensa el ministerio de sus ciudadanos, aunque tal vez debería mirar primero en su propio tejado. La censura es la forma rápida de zanjar un asunto que nos resulta incómodo o molesto, o que no sabemos comprender. Si los usuarios ahora consumen a través de Internet, la responsabilidad de las instituciones es ayudar a que éstos hábitos se realicen de forma legal, y proporcionar los medios que ayuden a las empresas a superar el cambio. Es la ley más primaria del mundo, adaptarse o morir. Y me temo que no hay más opciones.

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